Tus ojos son hermosos,
brillantes, perfectos,
tiernos. Me hacen soñar...
Y no sólo por su color,
también por la forma
en que me acarician
cuando me miran.
Cuando me sonríes
haces que mi alma
se derrita. Nunca
nadie me sonrió así.
Cuando tus suaves
labios presionan contra
los míos mi cuerpo
se estremece.
Cuando me hablas me
pierdo en la melodía de
tus palabras. Tu voz
es música a mis oídos.
Cuando me abrazas
siento algo que no
puedo explicar, y
jamás quisiera soltarte.
Cuando me dices
¡TE AMO!, mi corazón se
agranda en el pecho, y te
siento muy dentro mío.
Solo le pido a Dios una
cosa: que este amor que
tenemos nunca termine.