No me enamoré de la
forma en que caminabas,
ni de la forma de tu cuerpo.
No me enamoré por verte
pasar a un lado de mi,
ni por escucharte hablar.
O porque alguien me habló de ti,
yo no me enamoré
como se enamoran todos.
Yo me enamoré de tu forma
de pensar, de esa forma tan
abusda que tienes de suspirar.
De la forma en que veías
el mundo, me enamoré de tu
forma de hacerme feliz.
Me enamoré de esa forma
en que se ama a otra persona
aún casi sin conocerla.
Yo me enamoré de tu alma,
y ahí ya no podia hacer
nada en contra de eso.